Pasaremos de ofrecer el periódico de ayer al del día después
El periodismo tradicional ha muerto. Los modelos editoriales deben reinventarse para subsistir. Los periódicos no pueden competir con la inmediatez de la radio, la televisión o Internet, por lo que es necesario repensar sus contenidos en una sala de redacción a dos velocidades: una digital, de rápida cocción, y otra impresa, de cocción más lenta.
Esta transformación sólo se producirá si tiene lugar un cambio en la mentalidad tanto de los propietarios como de los periodistas. El formato impreso ha prevalecido durante muchos años en los que nadie se atrevió a desafiarlo. Los profesionales se dedicaban a elaborar un producto diario con contenido exclusivo y por el que los lectores pagaban para conocer las noticias más relevantes del día anterior.
Sin embargo, hoy este modelo ya no funciona. Los periódicos con noticias de ayer no valen nada si Internet las ofrece en tiempo real. “Si no cambiamos el modelo editorial, nuestro producto de impresión se convierte en una simple recopilación de noticias viejas, historias conocidas y comentarios escuchados. Cadáveres. Periodismo Forense”, señala Giner. Un contenido por el que nadie va a pagar tras quedar obsoleto, ni mucho menos invertir en él.
¿Cómo sería el periódico del futuro para Giner? Un producto 100% diferente. Dirigido a lectores que están bien informados y buscan en el periódico del día después contenidos post-televisión, post-radio, post-online y post-redes sociales.
Es decir, este nuevo público, que ya conoce las noticias, incluso que ya las ha comentado con otros usuarios, lo que quiere es encontrar los porqués, un análisis inteligente y provocativo de las noticias, lleno de sorpresas y consejos fiables, basado en la comprobación de los hechos y la anticipación y que dé cobertura a un nuevo estilo de vida y a las tendencias sociales. Y además, que se presente de forma creativa, con infografías, ensayos fotográficos e ilustraciones únicas. Si a eso se suma una oferta multimedia, con versiones para el iPad que puedan ser leídas a cualquier hora del día, estaríamos ante lo que Giner llama un “periodismo caviar” para coleccionistas.
Este modelo editorial llevaría consigo una reestructuración de las salas de redacción, en las que se trabajaría 24 horas, 7 días a la semana, a dos velocidades: rápida para la versión digital, lenta para la impresa. Todos los profesionales trabajarían de forma integrada desarrollando nuevos sistemas de gestión de contenidos. La planificación sería la clave: el 80% de los contenidos impresos debe establecerse con dos semanas de antelación. Un trabajo similar al que se viene realizando en las revistas semanales o los periódicos del fin de semana.
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